Seguro que te has preguntado cómo lograr una piel rellenita, tersa y plumpy, hoy te contamos un poco sobre cómo mantener la humedad de la piel y lograr una piel más sana e hidratada.
Los términos humectantes, oclusivos y emolientes parecen difíciles de comprender pero en realidad son muy sencillos: todo depende de la cantidad de agua que tiene nuestra piel y cómo podemos mantenerla en ella.
Para diferenciar los objetivos de nuestros productos debemos aprender un poco más sobre la piel. Nuestra piel está formada por capas, la epidermis es la superior, siendo el estrato córneo su capa más externa. El estrato córneo está formado por lípidos (principalmente ceramidas, ácidos grasos y colesterol) y células muertas (corneocitos) que ayudan a proteger la piel de los factores externos y a la vez retener la humedad en la piel.
Mantener sana esta barrera ayuda no solo a que nuestra piel sea bonita sino también a que esté saludable y a protegernos de las agresiones externas como la contaminación o el clima.
El agua en la piel se encuentra en la dermis (segunda capa de la piel) y fluye desde el interior hacia el exterior de la piel y cuando llega a la superficie se evapora, por lo que hay dos formas de conservar esa agua en la piel:
- HIDRATAR: Aumentando la cantidad de agua presente a través del estrato córneo. (De afuera hacia adentro)
- HUMECTAR:Disminuyendo la pérdida de agua, osea mantener la que ya tenemos. (De dentro hacia afuera)
Una piel deshidratada es resultado de la pérdida de agua del estrato córneo, de una actividad acelerada del recambio epidérmico (como cuando sobre-exfoliamos), o de una función barrera dañada (como cuando usamos limpiadores con un pH muy alto). Nuestra piel debe tener un equilibro de lípidos y agua (hidratación) y un correcto pH para que esté sana y protegida. Al perder este equilibrio la piel se siente tensa, escamada, irritada y sobre todo queda expuesta.
Cuando la piel está deshidratada lo que necesita es agua, pero también los aceites, lípidos y otros ingredientes ayudan a fortalecer esta barrera y a que el agua no se evapore. Es por eso que la mayoría de nuestros productos cumplen con varias de estas funciones al mismo tiempo: un buen producto hidratante puede combinar elementos oclusivos, emolientes y humectantes que cumplen con proteger la piel, retener la humedad y mejorar el aspecto exterior de la piel.
La solución para retener el agua en la piel es tratar de regresar el equilibrio de todos los componentes: lípidos, hidratación, emoliencia y pH.
Humectantes:
Estos ingredientes pueden atraer y retener el agua en la piel desde la atmósfera y la dermis para aumentar el nivel de humedad en el estrato córneo. Atraen la humedad y también aumentan la capacidad hidratante, ayudando a que la piel produzca más humedad y células.
Son adecuados para todo tipo de piel y se pueden usar diariamente pues ayudan a mantener a la piel en buena condición y a mejorar la hidratación. Son de rápida absorción y mejoran la sensación sobre la piel. También ayudan a conservar los productos y evitar que se les evapore el agua.
Los más comunes son: ácido hialurónico, aloe vera, glicerina, alfa hidroxiácidos, extractos naturales, leche, caña de azúcar, miel, algas marinas, sorbitol, urea, lactato de sodio, ácido láctico, carnitina, PCA sódico, arginina, serina, alanina, histidina, citrulina, manitol, colágeno, elastina, alantoína, ácido glicólico. Aunque algunos de ellos también son emolientes.
Oclusivos:
su principal función es formar una barrera protectora sobre la piel que reduce o retrasa la pérdida de agua y la protege de agentes externos. Son poco agradables a la piel pues al formar una capa queda una sensación grasosa o pesada (con algunos ingredientes esta sensación es menor, como con la manteca de cacao o de karité). Tardan en absorberse y quedan sobre la piel. No sanan la piel sino que la protegen y mejoran su aspecto.
Los más comunes son: Aceites minerales, lípidos precursores, beeswax (cera de abejas o cera alba), lanolina, parafina, petrolatum, siliconas, aceite de oliva, aceite de jojoba, manteca de cacao y de karité, dimethicone, ceras vegetales, aceites de rosa mosqueta, de avellanas y de aguacate.
Emolientes:
Estos ingredientes ayudan a suavizar y rellenar la piel. Cuando la piel se deshidrata o sus niveles de humedad son bajos las proteínas de la barrera protectora se rompen y los corneocitos quedan dispersos, los emolientes llenan esos espacios con lípidos haciendo que la piel se sienta reconfortada, suave y lisa.
Brindan suavidad, flexibilidad, mejoran el aspecto de la piel e incluso brindan cierta oclusividad y difuminan pequeñas arrugas. Son usados para tratar enfermedades cutáneas (como la dermatitis atópica y eczemas), personas de edad avanzada o en mujeres con menopausia, por ejemplo.
Es muy común que un ingrediente sea emoliente y oclusivo a la vez.
Los más comunes son: ácido láurico, ácido linoleico, ácido oléico, ácido estéarico, cetearyl alcohol, aceites vegetales de sésamo, semilla de uva, jojoba, almendras dulces, albaricoque, coco, moringa. Sorbitol, siliconas, lactato de sodio, alantoína, aminoácidos, ceramidas, escualeno.
Nuestra piel y células están formadas en su mayoría por agua, el estrato córneo contiene 13% de agua y la dermis un 80% , el objetivo de nuestros productos es brindar esa hidratación que necesita el estrato córneo y fortalecer la barrera protectora que le ayuda a defenderse de los factores externos dañinos.
El agua sola no hidrata ni humecta, si no que es un solvente. Por lo que el tomar mucha agua puede ayudar a la dermis, pero no al estrato córneo. Un producto hidratante necesita humectantes, emolientes y/u oclusivos para que nuestra piel pueda retener esa agua o humedad y no evaporarse en la superficie.
Los ingredientes y sus funciones son muy importantes para elegir correctamente nuestros productos y para armar nuestra rutina ideal.